En el mundo del balompié nunca se habría imaginado desde su existencia una tragedia de grandes magnitudes consumada aquella tarde de domingo, en una gélida ciudad de Buenos Aires, Argentina, precisamente en el Estadio Monumental “Antonio Vespucio Liberti”, casa del muchas veces laureado y consagrado Club Atlético River Plate.
Faltaban minutos para que dieran las 17:00 horas (tiempo de la ciudad porteña) cuando el gigante no pudo más y lo dieron por muerto tras perder la serie de promoción ante el humilde Belgrano de Córdoba. La frustración, tristeza y llanto no se hizo esperar en los jugadores, cuerpo técnico, los 65 mil hinchas dentro del recinto y millones de riverplatenses en el mundo que estaban frente a un monitor observando el descenso a la Primera B del club de sus amores.
Por su parte, los dirigentes de aquel momento escaparon como ratas al ver que el barco se estaba hundiendo, sin dar la cara por la catástrofe que había ocurrido durante tres años de malos resultados. Al fin y a cabo es una costumbre en todo el mundo que cuello blanco nunca respondan cuando todo va mal.
El gigante, a regocijo de sus clásicos rivales, lo dieron por muerto, pero solamente lo dejaron herido. Nunca pensaron que regresaría con más fuerza y volviera a ocupar nuevamente el lugar que le fue arrebatado. La bandera Blanca con la franja roja en diagonal volvió a ondearse en lo más alto del mástil argentino y del continente americano.
Tuvieron que pasar 363 días para salir del abismo volver regresar al lugar que pertenecen, la Primera División. Ídolos como Fernando Cavenaghi, Alejandro Domíguez, David Trezeguet y Leonardo Ponzio llegaron para ayudar a Matías Almeyda para hacer andar nuevamente el barco.
Poco a poco River recuperó su jerarquía. Bajo el mando de Ramón Díaz, quien ya había sido constructor de glorias pasadas, levantaron el título de Liga en 2014, así como la Copa del Campeonato de la Liga. Sin embargo, Ramón decidió dejar el mando de la nave a Marcelo “Muñeco” Gallardo, quien fue ídolo como jugador con los Millonarios, sin pensar lo que vendría después.
Los resultados con Gallardo al frente del banquillo no se hicieron esperar. Le bastaron unos meses para ganar la Copa Sudamericana y en 2015 volver a lo más alto del continente al levantar la Copa Libertadores, así como la Recopa Sudamericana y la Copa Suruga Bank.
2016 también fue fructífero al ganar la Copa Argentina y nuevamente la Recopa Sudamericana. En 2017, fue de títulos locales al hacerse nuevamente de la Copa y de la Supercopa Argentina.
Pero sin duda, el mayor logro de la institución y del “Muñeco” se consiguió al levantar la Libertadores de 2018 ante el siempre antagónico Boca Juniors tras una caótica final que tuvo su desenlace en el Estadio Santiago Bernabéu, casa del Real Madrid, tras la victoria por marcador de 3.-1 en un juego que se fue a la prórroga. Resultado que nunca olvidarán los hinchas riverplatenses y lo siguen recordando cada vez que pueden.
Finalmente, en 2019 se levantó por tercera vez la Copa Argentina y la Recopa Sudamericana. A pesar de los 11 títulos que ha conseguido con River, Gallardo tiene una cuenta pendiente con obtener la Liga, así como un Mundial de Clubes.
Aquella noche del 26 de junio de 2011 los hinchas del conjunto millonario durmieron con lágrimas de tristeza. Quien pensaría que tiempo después que ahora las lágrimas han sido por constantes alegrías.